Tragedia Andina. La lucha de la Guerra del Pacífico (1879-1884)

Autor: William F. Sater

Editorial: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana (Dibam)

Año: 2017

Tipo de publicación: Libros

Fuente: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana

  • Reseña

    Cuando le pidieron que definiera "conflicto armado" a George Ives, un veterano de la guerra entre Gran Bretaña y los Boers sudafricanos (1899-1902), de ciento once años de edad, recurrió a la misma lógica que usaba el ladrón Willy Sutton para explicar por qué asaltaba bancos: "Vas a la guerra para matarlos", observó Georges Ives, "y ellos tratan de matarte de vuelta". En este sentido, la Guerra del Pacífico no es única; es solo uno más de los incontables baños de sangre que caracterizaron el siglo XIX. Y es tal vez por ese motivo que muchos académicos nunca han oído hablar de la Guerra del Pacífico y que los pocos que vagamente recuerdan este conflicto lo confundan con el teatro del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. El hecho es que la Guerra del Pacífico no se desarrolló en el siglo XX. Entre 1879 y 1884, se enfrentó Chile con las fuerzas unidas de Bolivia y Perú. Este conflicto alteraría de manera dramática no solo las fronteras de estas naciones sino, también, su memoria colectiva. Tras su triunfo, Chile anexó la provincia boliviana de Atacama, con lo cual La Paz pasaría a ser la capital de una nación sin salida al mar, y Santiago el propietario de sus depósitos de guano y minas de nitrato (salitre). Los chilenos no sabían, entonces, que Atacama también contenía algunos de los depósitos de cobre más ricos del mundo. Gracias a su victoria, Chile también adquirió la provincia peruana de Tarapacá, lo que dio a Santiago el control de casi la totalidad de los depósitos mundiales de nitrato. La exportación de salitre, que se usaba para la manufactura de explosivos y fertilizante, financiaría a varios gobiernos chilenos hasta comienzos de la década de 1920. Por su lado, la pérdida de las salitreras frenó el crecimiento económico de Perú. Mucho después de que finalizaran las batallas, peruanos y bolivianos amenazaron con una guerra de revancha contra Chile. Sin embargo, Santiago retuvo tenaz-mente dos provincias peruanas, Tacna y Arica, hasta que un acuerdo a fines de la década de 1920 devolviera la primera a Perú. Y, aunque a Bolivia se le permitió el uso de Arica como puerto libre, este país aún añora, no un lugar al sol, sino uno a la orilla del mar.

    (Extracto de la introducción)

Materias: Historia
Palabras clave: Sociedad y Cultura
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